lunes, 24 de julio de 2017

De mudanza

Estimados bloggeros... ¡Estamos de traslado! Me mudo a wordpress.
El propósito del blog es exactamente el mismo, sólo que con ánimo de darle un pequeño lavado de cara, me cambio de plataforma, pero os juro que soy exactamente la misma de siempre, y seré. Lo importante es escribir.
Os dejo aquí el enlace --> https://cabalasinsomnes.wordpress.com/
Esto no es una despedida, es una mudanza.
Nos vemos en Wordpress ^^

domingo, 23 de julio de 2017

Aguas

Yo quise ser corriente de río, yo sola me volví estanque, turbia y con sanguijuelas. Y ellas mismas chuparon de mi agua.

(Microcuento)

martes, 18 de julio de 2017

Gotelé

Lo único que se oye en noches como esta es el sonido tintineante del ventilador que no cesa y mi respiración sosegada y constante, inquebrantable por los frágiles brazos de cristal del sueño que intentan cazarme sin éxito.
En noches como esta lo único que haría sería correr, hundirme en la arena, meterme en el agua sin brillo y notar cómo la humedad se postra sobre mi magullada piel. Volar, dar volteretas, extender las alas y volar junto con mi vestido vaporoso favorito. Pero no.
Aquí estoy, como un tigre encerrado, moviéndome en mis vaivenes mentales, callejones sin salida donde al final de cada angosto pasadizo te encuentras con la  fría mirada de un pensamiento mirándote, escrutando tu ser. No necesita tocarte, ni enseñarte aquella navaja nacarada tan bonita que guarda en su bolsillo, sólo se limita a observarte. Y pesa, pesa muchísimo su presencia. Algunas noches te encuentras a uno, otras a otros más amigables. Pero a veces es siempre el mismo pesado de siempre.
"¿Me concede por duodécima vez en esta noche este baile, señor pensamiento?"
Y vuelta y vuelta y traspiés.
Qué bonito el gotelé. Mis ásperas manos recorren aquellos goterones irregulares y encalados cargados de memorias: de pequeña me imaginaba que aquellas gotas dentro del mar del gotelé encarnaban historias que mi cerebro creaba, como naufragios, madres llorando desconsoladas por la marcha de su hijo o simples bailarinas que con su finísimo tutú y su moño adornado hacían una preciosa coreografía. Vidas encerradas en trocitos de pintura.
Me he hecho amiga del techo. No me dice nada, pero yo se lo digo todo. Es muy alto, y tengo que levantarme para tocar con las yemas de los dedos su rugosa superficie y así escuchar su historia. Quisiera que se desahogarse conmigo tanto como lo hago yo con él, pero no hay feedback. Se cierra y no quiere hablar. A lo mejor es una forma de decirme que debería dejarme de gilipolleces y simplemente dormir como hacen las personas normales.
Pero no, no quiero. Hoy quiero hablar con el gotelé. Hoy quiero interpretar las historias rupestres escritas en la pared y conectar con su almacén de recuerdos hasta enloquecer y no saber qué recuerdo es mío y cuál suyo. Hoy quiero fundirme en la imaginaria arena y ahogarme voluntariamente y solo por hoy en mis pensamientos aunque eso me desgarre en trozos irregulares.
Solo por hoy.