domingo, 15 de junio de 2014

Sin título

No sé qué escribir. No lo sé, francamente. Lo más normal es que me apoyo en la balaustrada, miro el paisaje, el cielo, los pájaros, la gente pasar, y dejo que las ideas me fluyan, me llenen el alma, me sanen por dentro. Que discurran como un río armonioso lleno de colores y sensaciones tan bien conectadas unas con otras, tan bella combinación forman que hacen estremecerme, hacen que sienta muchas sensaciones por ideas y  que ni siquiera son reales o que ni que nunca o casi nunca me ocurrirán.
Y llega el momento de plasmarlo. Y mis dedos corren, a contrarreloj, antes de que esas ocurrencias repentinas no se me desvanezcan de mi mente.
Y logro al fin terminarlo. Probablemente me parezca media hora más tarde un relato horrible y despreciable, pero en estos momentos a mis ojos me parece la composición más armoniosa que he escrito jamás.

Pero últimamente esas cosas no pasan... Ahora veo las cosas de una forma distinta, no llego a ese punto de armonía. Supongo que es el estrés. O eso es la excusa universal para todo que las personas suelen poner.


1 comentario:

  1. ¡No te dejes envolver en el torbellino del stress!. Hay que guardar siempre un momento para conectar con tu armonía y con ese interior que es tan fértil!. No pierdas tu don tan especial de mirar el mundo con tus propios ojos y hacer que tus lectores se sorprendan y sientan esa chispa y esa emoción que transmites. A mi siempre me hacen pensar y sentir.

    ResponderEliminar