domingo, 6 de septiembre de 2015

Hola.

Hace ya cinco años desde que te marchaste, yayo. Cinco años desde que no estás materialmente (diría más bien). Un día antes que se muriese Shakespeare y Cervantes y el mismo día que el cumpleaños de Kant, así como dato interesante. Seguro que ahora te pondrías muy feliz si lo supieses.
La verdad, yayo, lo tuviste que hacer bien, porque todos tus hijos y tus nietos te recordamos con una sonrisa en la cara. y, ¿qué tendrás de especial?, se preguntará la gente.
La verdad, como tú decías, eras una persona "normal y corriente" viviendo en Madrid, con tus cinco hijos y tu mujer. Siempre te han descrito como una persona altruista, con ganas de vivir, siempre dispuesta a dar buenos consejos, servicial, y sobre todo, con mucha capacidad de hacer el tonto. Las numerosas nochebuenas en las que los nietos te poníamos serpentinas y cualquier cachivache sin sentido en la cabeza, esas, no se me van a olvidar en la vida.
Pero, por encima de todo, ¿Sabes qué es lo que nos has enseñado a todos los que te conocíamos? Que si se quiere sonreír, se puede. Llegó un momento en el que estabas con tantos problemas de salud que el sólo pensarlo da mareo. Prefiero no contar tus problemas por aquí, por respeto a ti, digamos que estabas "como una pasa", como comentaba mamá, casi sin poder hablar, con la mitad del interior de tu cuerpo hecho metal entre otras cosas, y para matar el tiempo, decidiste aficionarte a construir maquetas de galeones. La yaya te compraba las piezas, y poco a poco las construías. Luego, tenías esa manía de ponerte a ver las películas del oeste de las 5 de la tarde en canal nou, que retransmitían siempre.
Sinceramente, cuando me decían que de salud estabas muy mal, me resultaba extraño, porque yo siempre te he visto con una luz en los ojos y una ilusión tan grande por simplemente vivir que nunca lo he visto antes. Tengo tantos buenos recuerdos en los que estás implicado tú que me cuesta recordar alguno malo. Muchas veces me pregunto qué habría sido de ti si hubieses superado esa operación hace 5 años. Probablemente seguirías haciendo maquetas y creando un buen ambiente que nadie más podría crear. Posiblemente, al ver tu estado de salud decidirías dejar de comer todas esas cosas que tomabas muchas veces para cenar, como las orejas de cerdo, Aunque, la verdad, echo de menos la cara de desaprobación de la yaya acompañada de un resoplo: "Pero cómo puede digerir esto".
Muchas veces pienso en ti, y cómo puede ser que siendo una persona tan humilde y simple eras y serás la mejor persona que he podido llegar a conocer. Tu recuerdo me ayuda a sobrellevar los malos momentos, y de das la sonrisa que de vez en cuando me falta. Por eso esta entrada no se llama ni "hasta luego", ni "adiós", sino "hola", porque siempre estarás presente para mí.
Espero que donde estés sigas regalando sonrisas y haciendo barcos para la gente de ahí tan bien como lo hacías aquí, Ahora es el momento de seguir tu camino, ese sendero que has construido tú mismo. Este no es el fin, para nada.
Así que ve, sigue tu sendero y de vez en cuando echa la vista hacia atrás, para que te des cuenta de todo lo que has hecho, hiciste, y sobre todo harás.

1 comentario:

  1. Me sumo a tu recuerdo. Una suerte tenerle dentro del corazón. Precioso Lauea. L

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