lunes, 6 de enero de 2014

Páginas viejas

Para muchos un cuaderno es un objeto más, algo tan simple que no merece la pena ni usarlo.
Un cuaderno es mucho más que eso, es una oportunidad de indagar en los recovecos del laberinto de tus pensamientos y conocerte más. Es un amigo mudo que gentilmente cede sus blancas páginas, aparentemente vacías, pero que lentamente se va llenando de todo lo que te atormenta, lo que te inquieta, te produce alegría, pensamientos en general. Vas dejando un trozo de tu alma en él. Es como una parte de ti, una extensión, una zona de recreo de los pensamientos. Página tras página, testimonios de toda una vida. La de aventuras que habrá que pasar para rellenar todas sus infinitas páginas. Es un roble al que aferrarse en los momentos en los que la tormenta arrecia, y en el que sentarse bajo su sombra acogedora cuando sale el sol.
Y finalmente, al terminarlo, sentarse, y abrirlo. Y al pasar las páginas roídas por el tiempo descubrir quién eras, quién eres y quién sabe, quién serás.

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